El mar ha marcado la historia de Santa Pola. Los íberos construyeron un recinto amurallado en el siglo IV a. C., para comerciar con los griegos de Focea. Los romanos potenciaron un puerto clave el mediterráneo para el comercio marítimo, el Portus Illicitanus, que contaba con todos los elementos de una ciudad: una factoría de salazón de pescado, almacenes, la Casa Romana del Palmeral, mercado, necrópolis,etc.